sábado, 29 de noviembre de 2008

LAS MARTINAS

Uno de nuestros primeros decomisos fue en Las Martinas, Habíamos recibido varias denuncias de un sitio donde había un grupo de caballos sin agua ni comida, y fuimos a confirmarlo.

Al principio no nos pareció muy grave por lo que dejamos carteles colocados en los poste explicando que estos animales debían tener agua a y forraje a discreción, es decir, que pudieran beber cuando lo necesitaran y asimismo comer cantidades adecuadas de heno, paja y avena durante todo el día,

El tiempo fue pasando y durante un tiempo no nos llegó ninguna noticia más.

Luego comprendimos que era porque se habían llevado el grupo de caballos que originariamente era de 10 a otro sitio más apartado a oculto a los ojos de los vecinos.

Cuando tiempo más tarde comenzaron las denuncias otra vez ya se hablaba de caballos muertos degollados, perros encerrados en furgonetas ladrando de hambre y sed, y peleas entre los poseedores de los animales por temas de narcotráfico.


Apuramos las denuncias hasta que por fin se dictó el decomiso.

Cuando llegamos nos encontramos con una especie de coso taurino lleno de agua podrida producto de las lluvias, fango y 6 caballos (de los 10 que había las primeras veces que les habíamos visto).

4 potros de entre 3 y 6 meses, y una yegua y un caballo tordos los dos.

Había cadáveres de caballos mal enterrados muy cerca y el cuerpo de uno pequeño que no habían tenido tiempo de sacar de allí.

Cuando te encuentras en esas situaciones el estrés del momento te hace pasar por encima de tantas cosas desagradables, el deseo de sacarlos de allí y seguir adelante, que luego te preguntas como pudiste actuar de forma tranquila y adecuada viendo esas imágenes que no se te olvidarán nunca.


Al acercarnos, los potros que a duras penas podían ponerse de pie hicieron un esfuerzo inmenso pensando que les llevábamos comida, les dimos un poco de agua y algo para estimularlos a moverse, uno de ellos tuvo que ser ayudado a caminar moviendo sus pequeños cascos hacia adelante hasta llegar al camión que estaba a unos 400 metros porque no había podido bajar hasta la entrada del coso.

Es verdad que conseguimos salvar esos potritos y también los adultos pero no se nos quitaba de la cabeza que si hubiéramos podido hacer algo cuando empezamos a poner las denuncias en Medio Ambiente, seguramente 3 o 4 más hubieran podido salvar su vida.


De los 6 uno fue directamente a la clínica veterinaria donde estuvo más de una semana, con la vía colocada en el cuello y desde donde las noticias se alternaban entre el pesimismo y la esperanza.

Allí mismo encontró una persona que se enamoró de su fuerza de voluntad para vivir y lo adoptó y se llamó como no: PHOENIX.


El resto fue al Refugio y a una de las potritas que estaba peor, tenía Leonor que alimentarla prácticamente poniéndole manojitos de heno “en la boca”.

De este grupo el otro potro también se llamó FENIX y es que evidentemente todos habían revivido, porque el límite con la muerte era muy fino, en el momento del rescate.


El grupo que fue al Refugio encontró rápidamente una pareja de adoptantes, que se los llevaron juntos y les dieron la buena vida que se merecían.


Y aquí les vemos en la maravilla que se han convertido.



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